domingo, 7 de noviembre de 2010

Eureka!!!!

A selección que sobre poemas de Miguel Hernández aportara Macario hai un par de días quedaba coxa. El prefería sobre todos este tema, que non atopáramos para facelo sonar no Tobo. Ás veces hai que insistir. Hoxe por fin, aínda que cun sonido algo deficiente aquí está, para encollernos un chisco a alma.
Para iso tamén é a poesía.
Boa semana.



Las desiertas abarcas

Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.


Y encontraba los días
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.


Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.


Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.


Por el cinco de enero,
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero
una juguetería.


Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.


Ningún rey coronado
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.


Toda gente de trono,
toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.


Rabié de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y unos hombres de miel.


Por el cinco de enero
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.


Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas.

Poemas sueltos IV. Poesías completas.
Madrid: Aguilar, 1979, pp. 517-518.

E, novamente, un traballo que nos axuda a entender o poema. Grazas aos que, antes que nos, pasearon a senda da lectura:

http://comunidadescolar.educacion.es/documentos/hernandez/hernandez5f.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario